Cuando miro la fecha del último post que le hice a este blog me percato de lo chanta que he sido, de lo chanta que me comporto, del chanterío en el que uno incurre con tanta facilidad. Naturalmente, es fácil que en el inconsciente público las opiniones estén divididas y un porcentaje de personas que uno apenas conoce de saludo se hagan la más lamentable de las opiniones de uno.
Bueno pero el tema de este aporte a este blog no era akel sino que de la hermosa estación llamada PRIMAVERA. Si ustedes se dan cuenta el 70 % de los días de primavera van a estar o con nubes o casi chubasqueando, me atrevería a decir que, más que nunca, es mucho más evidente eso de que la vida se nos presenta con puros estereotipos, y que eso de enamorarse en primavera es la huevada más pelotuda.
Uno en primavera no está listo para nada. A menos que tengamos el tiempo, que no existe porque varias veces perdimos la vida, nos da pudor el cuerpo por su mal estado físico, por su tostado de cine alternativo, porque la televisión es cada vez más rubia y nosotros ni a pencazos con el shampoo de manzanilla se nos aclara nada.
La primavera es la estación antihistamínica por excelencia. Uno siente que se le agranda la nariz, que se salen los mocos como en las últimas inundaciones. Pero en la tele, modelos argentinas de la más variada anorexia invitan, sobre todo a las minas, a vestirse incómodamente, con ropas de talla inexistente. No tenemos ese talle. No somos atractivos de ese tipo de atractivo. Nuestra belleza es más bien tincuda, tiene hitos como narices quebradas, orejas aplastadas, ojos saltones o rasgados. Y ni siquiera somos morenos. Somos pálidos, en general. Pálido no de porcelana. Pálido de enfermo.
Entonces, con todas las molestias de la estación del amor, es muy cierto que uno en este tiempo fácilmente se deprime. No quiero que ninguno de los weas que esten leyendo este aporte se pegue un tiro o se amarre a un ladrillo mientras se lanza a un canal que trae caca y ratas con enfermedades (el suicidio de peor gusto, por lo demás).
Quiero soluciones para sobrellevar la primavera chilena.
Quiero una mejor primavera. Es más: si a usted lo patearon dentro de las últimas dos semanas no se cuelgue ni se mate. No es el fin del mundo.
Simplemente entienda que la primavera no es dueña de ninguna solución a su problema más o menos que las otras tres estaciones. La desgracia es de uno.
Y la alegría también.